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Antifolipidicos: Guía completa para entenderlos

Este artículo fue publicado por el autor Editores el 09/02/2025 y actualizado el 09/02/2025. Esta en la categoria Artículos.

Si has llegado hasta aquí, es porque estás interesado en aprender sobre los antifolipidicos. Estos fármacos son cada vez más utilizados en el campo de la medicina y la salud, y por ello, contar con una guía completa que nos ayude a entenderlos es imprescindible. En este artículo, te ofrecemos una visión general de estos medicamentos, desde su historia y usos, hasta sus ventajas y posibles efectos secundarios.

Un poco de historia

Los antifolipidicos son un tipo de fármacos que se utilizan desde hace más de 30 años en el tratamiento de diferentes enfermedades. Fueron descubiertos en la década de los 80, cuando se comprobó que algunos pacientes con trombosis venosa y arterial tenían niveles altos de anticuerpos antifosfolípidos en su sangre. Desde entonces, se ha estudiado mucho sobre su mecanismo de acción y se han desarrollado diferentes fármacos de esta clase.

¿Para qué sirven los antifolipidicos?

Los antifolipidicos tienen como principal función prevenir la formación de coágulos sanguíneos en el organismo. Estos fármacos inhiben la acción de la proteína S y la proteína C, que son dos factores de coagulación de la sangre. De esta forma, se reduce el riesgo de trombosis y embolias en pacientes que presentan una mayor predisposición a padecer este tipo de enfermedades.

Las indicaciones más comunes de los antifolipidicos son:

¿Cómo actúan los antifolipidicos?

Los antifolipidicos actúan inhibiendo la acción de la proteína S y la proteína C, dos factores de coagulación de la sangre. Estos fármacos también reducen la actividad de la enzima trombina, que es la encargada de convertir el fibrinógeno en fibrina, una sustancia que forma parte de los coágulos sanguíneos.

Además, los antifolipidicos interfieren en la formación de los coágulos sanguíneos al reducir la cantidad de tromboplastina disponible en el organismo. La tromboplastina es una sustancia que se produce en el hígado y que es necesaria para la formación de coágulos.

Tipos de antifolipidicos

Existen diferentes tipos de antifolipidicos, cada uno con sus propiedades y características. Los más comunes son:

Efectos secundarios de los antifolipidicos

Como todos los fármacos, los antifolipidicos pueden producir efectos secundarios. Los más comunes son:

FAQ

¿Qué son los antifolipidicos?

Los antifolipidicos son un tipo de fármacos que se utilizan para prevenir la formación de coágulos sanguíneos en el organismo. Estos fármacos inhiben la acción de la proteína S y la proteína C, dos factores de coagulación de la sangre.

¿Para qué sirven los antifolipidicos?

Los antifolipidicos sirven para prevenir la formación de coágulos sanguíneos en el organismo. Se utilizan en el tratamiento de la trombosis venosa recurrente, la trombosis arterial recurrente, la embolia pulmonar, la enfermedad tromboembólica asociada al síndrome antifosfolípido (SAP) y la prevención del aborto recurrente en mujeres con antecedentes de trombofilia.

¿Cómo actúan los antifolipidicos?

Los antifolipidicos actúan inhibiendo la acción de la proteína S y la proteína C, dos factores de coagulación de la sangre. También reducen la actividad de la enzima trombina y la cantidad de tromboplastina disponible en el organismo.

¿Qué tipos de antifolipidicos hay?

Los tipos de antifolipidicos más comunes son la heparina de bajo peso molecular (HBPM), la warfarina, el acenocumarol, el dabigatrán y el rivaroxabán.

¿Qué efectos secundarios pueden producir los antifolipidicos?

Los efectos secundarios más comunes de los antifolipidicos son el sangrado, las náuseas y vómitos, la diarrea, el dolor de cabeza y las erupciones cutáneas.

Conclusiones

Los antifolipidicos son un tipo de fármacos que se utilizan para prevenir la formación de coágulos sanguíneos en el organismo. Estos fármacos inhiben la acción de la proteína S y la proteína C, dos factores de coagulación de la sangre. Los antifolipidicos se utilizan en el tratamiento de la trombosis venosa recurrente, la trombosis arterial recurrente, la embolia pulmonar, la enfermedad tromboembólica asociada al síndrome antifosfolípido (SAP) y la prevención del aborto recurrente en mujeres con antecedentes de trombofilia. Los antifolipidicos pueden producir efectos secundarios, como el sangrado, las náuseas y vómitos, la diarrea, el dolor de cabeza y las erupciones cutáneas. Si estás tomando antifolipidicos, es importante que sigas las indicaciones de tu médico y que informes a tu equipo sanitario de cualquier efecto secundario que notes.

Referencias

  1. Anticoagulantes orales: indicaciones, contraindicaciones y seguimiento. Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. Disponible en: https://www.semfyc.es/contenidos/anticoagulantes-orales-indicaciones-contraindicaciones-seguimiento/210393
  2. Heparina de bajo peso molecular. Sociedad Española de Neurología. Disponible en: https://www.sen.es/media/321372/heparina-bajo-peso-molecular.pdf
  3. Warfarina. Sociedad Española de Neurología. Disponible en: https://www.sen.es/media/321398/warfarina.pdf
  4. Dabigatrán. Sociedad Española de Neurología. Disponible en: https://www.sen.es/media/321382/dabigatr%C3%A1n.pdf
  5. Rivaroxabán. Sociedad Española de Neurología. Disponible en: https://www.sen.es/media/321378/rivaroxab%C3%A1n.pdf
  6. Antifosfolípidos. Sociedad Española de Reumatología. Disponible en: https://www.ser.es/wp-content/uploads/2015/04/Antifosfol%C3%ADpidos.pdf

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